Ante la oportunidad de heredar una capellanía (renta mensual si seguía el sacerdocio) a los 25 años de edad ingresó al Colegio de San Nicolás, en Valladolid, en el que era rector Miguel Hidalgo y Costilla. José María nunca destaco como teologo ni perteneció al clero más ilustre; sin embargo sus ideas y sus acciones inspiraron a desenas de eclesiásticos durante la guerra de independencia. Después continuó sus estudios en el Seminario Tridentino. Fue ordenado sacerdote el 21 de diciembre de 1797 y nombrado cura interino de la parroquia de Tamácuaro, en el distrito de Churumuco. Cuatro años más tarde, obtuvo por oposición los curatos de Carácuaro y Necupetaro y Acuyo. Así quedó integrado al bajo clero, es decir, a los curas que servían en los poblados más pobres, sin recursos y con sueldos reducidos, que atendían a los indios, mestizos y demás castas miserables, a los cuales tenían que brindarles alguna esperanza de mejora en esta vida.
Al enterarse de la rebelión insurgente pidió permiso para abandonarlo y fue a buscar a su viejo maestro, que en ese momento se dirigía a México. Lo encontró en Charo y lo acompañó hasta Indaparapeo. Ahí, Hidalgo lo instruyó para que se encargara de levantar la revolución en la costa Sur de México.Morelos se caracterizó por su visión militar; una muestra de su gran estrategia militar fue la noche del 4 de enero de 1811, cuando atacó al jefe realista Francisco Paris en su propio campamento de Tres Palos. Además tuvo una gran visión política que quedó plasmada en el documento Sentimientos de la Nación, mismo que fue leído en Chilpancingo el 14 de septiembre de 1813, durante la inauguración del Congreso.
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