viernes, 24 de febrero de 2012

Un diacono pueblerino


Subir peldaños en la escala social, consolidar una carrera, procurarse seguridad económica y ocupar un sitio de relieve fueron los objetivos que Morelos trazo al volver de Tahuejo.

Ante la oportunidad de heredar una capellanía (renta mensual si seguía el sacerdocio), legada por su Bisabuelo Pedro Pérez Pavón, a los 25 años de edad ingresó al Colegio de San Nicolás, en Valladolid, en el que era rector Miguel Hidalgo y Costilla, donde estudió latín desde marzo de 1791 hasta agosto de 1792.

Su edad fue un obstáculo que afecto su autoestima al llegar a las aulas, ya que era considerado “El viejo” de su generación, era un hombre de pocos amigos, no por que el así lo quisiera, sino que sus compañeros mostraban un carácter burlesco hacia él.

Después continuó sus estudios en el Seminario Tridentino. Fue ordenado sacerdote el 21 de diciembre de 1797 y al mes nombrado cura interino de la parroquia de Tamácuaro, en el distrito de Churumuco. Cuatro años más tarde, obtuvo por oposición los curatos de Carácuaro y Nocupetaro y Acuyo.

Así quedó integrado al bajo clero, es decir, a los curas que servían en los poblados más pobres, sin recursos y con sueldos reducidos, que atendían a los indios, mestizos y demás castas miserables, a los cuales tenían que brindarles alguna esperanza de mejora en esta vida.

Llego a Uruapan en enero de 1796 para hacerse cargo de la escuela cural y auxiliar al párroco propietario, aunque todavía no fuese sacerdote ofreció cátedras de gramática y retorica lo que significo un alivio económico . Fue entonces cuando conoció algunos discursos más afondo de Cicerón con lo que enriqueció su lenguaje, diversificándolo con el aprendido en diversos ambientes. José María apresuro a solicitar su orden sacerdotal. Para recibirla tuvo que presentar previamente un examen. La contribución real y medio de renta anual que se le daba por sus honorarios de maestro era de $123.00

No hay comentarios:

Publicar un comentario