lunes, 9 de enero de 2012

LA TIENDA DE RAYA.




En la exhacienda de Villachuato se encuentra un lugar muy interesante y llena de leyendas, este lugar es la “tienda de raya”, en este lugar como en todas las haciendas de la época donde los campesinos eran obligados a realizar sus compras. La mayoría de los campesinos eran analfabetos y en libro de registro de pago de nómina ponían una raya en lugar de su firma; estas tiendas eran propiedad de los patrones y ahí se expendían comestibles, aguardiente, ropa, calzado de mala calidad, etc. El pago a los trabajadores se hacía mediante vales que sólo se podían canjear en la tienda de raya del patrón, quien recuperaba todo el dinero erogado en pagar los sueldos ya que por lo general revendía los productos a un precio más alto. Cuando al trabajador, que recibía salarios muy bajos por exhaustivas jornadas, no le alcanzaba para pagar los productos que permitieran su subsistencia y la de su familia, se veía obligado a comprar a crédito con un alto interés y así adquiría una deuda que, si en vida no la pagaba, era heredada a su descendencia o a otros familiares, dando lugar a la servidumbre por deudas.
El trabajador no podía cambiarse de hacienda sin antes saldar la deuda y si llegaba a escapar era perseguido por la policía para llevarlo de regreso.
También era común que los patrones embriagaran a los trabajadores hasta que gastaban todo su dinero, entonces los productos básicos eran vendidos a crédito.
Otro abuso frecuente de los patrones era causado por el analfabetismo de los trabajadores que eran engañados al momento del pago de salarios y el cobro de deudas.
Desde las primeras insurrecciones obreras y campesinas de la revolución promovida por el Partido Liberal Mexicano el saqueo y la destrucción de la tienda de raya era obligatorio. Cuando el levantamiento armado se generaliza en la Revolución mexicana de 1910 el odio acumulado tras años de explotación se dirigía, principalmente, a las tiendas de raya y sus administradores.
En esta misma ventana que aparece en la foto llegó a cobrar el mismísimo Benito Canales, así como miles de campesinos sumidos en la miseria que al estar frente a esta ventana dejaban toda esperanza de una mejor calidad de vida.

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