En el año de 1530 en esta región habitaban los tarascos, los cuales decían qué veían cosas raras, satánicas, y aprovecharon la visita de Fraile Juan de San Miguel, un fraile que venía de España, lo invitaron para bendecir, arrojando agua bendita fue entonces cuando el diablo apareció hincado en una piedra pidiendo perdón; y desapareció dejando la huella de la rodilla grabada en una piedra fue cuando empezó a brotar el agua.
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